Una habitación completamente blanca y tres sillas una formando un triángulo. En el fondo se ve una luz que titila. Entran la Nieta-Hija y la Hija-Madre, y se sientan en las sillas paralelas. Al centro del escenario queda una silla vacía. El coro está detrás de la silla vacía. Nieta-Hija e Hija-Madre le hablan a esa silla, el Coro las observa.
NIETA-HIJA
Aquí deberían estar las luces que encienden en tu cabeza.
HIJA-MADRE
Dr. Peña 10:00 am
Mamá.
NIETA-HIJA
Esa inmensa conexión eléctrica en donde cabe todo lo que somos,
lo que sabremos,
lo que amamos.
Aquí,
mientras estás recostada dentro de una máquina
que te traga entera sin hacer ruido,
debería haber una chispa.
HIJA-MADRE
Nos fuimos al hospital.
Muy mal.
Enferma.
Enferma.
Enferma.
NIETA-HIJA
Aquí dónde sólo hay la duda.
La historia que no se repite porque no contiene,
en si misma,
la memoria.
La luz que no ilumina y que no apaga y que no se detiene tampoco.
El impulso primigenio de encender fuego para saber que no estamos muertos.
HIJA-MADRE
Nunca recuperó la vitalidad que tenía,
volvió a ser otra persona pero nunca volvió a ser ella.
NIETA-HIJA (mirando hacia la Hija-Madre)
La HIJA-MADRE y la NIETA-HIJA se quedan estáticas.
CORO
Estrofa 2
Dentro de la inmensa lista de lo que ya no,
y entre las cosas que ha perdido,
que se han perdido en el tiempo o en el espacio
o en lo que cabe entre ellos,
su nombre o la lista de sus nombres,
sus muertos o las cosas que se quedan,
el ahora es lo de menos.
HIJA-MADRE (mirando a la silla vacía aún) Ella le pedi?a a dios morir.
CORO
Antiestrofa 2
Dentro de la inmensa lista de lo que ya no,
ya no importa.
Atada a una plataforma
que no es una cama.
No dice nada. No aprieta las manos.